viernes, 8 de noviembre de 2013

Sobre este blog

Vivimos rodeados de aparatos por todas partes, en casa, en el trabajo y ahora incluso hasta en la calle. Cada vez es mayor el número de ingenios eléctricos y electrónicos de los que depende nuestra vida cotidiana y cuándo alguno de estos dispositivos se avería nos causa un trastorno, y esto es algo que sucede con demasiada frecuencia...

Nos guste o no, somos un engranaje más en una gigantesca maquinaria de consumo, dónde los productos se conciben con una duración limitada, de manera que después de un cierto tiempo se desechen y compremos otros nuevos. Así pues, nos vemos rodeados de productos de bajo coste y baja calidad, dos requisitos imprescindibles para que se mueva la maquinaria del consu-mismo.

Y esta realidad trae consigo consecuencias negativas que muchas veces pasan desapercibidas:

  • Coste ambiental: esquilmación de recursos y contaminación del planeta. La fabricación de cualquier producto supone la transformación de una porción de la naturaleza y los desechos, generalmente no tratados, no dejan de ser una materia "desnaturalizada" que acaba la mayor parte de las veces en países del tercer mundo.
  • Coste social: los productos baratos se fabrican con mano de obra barata. Esto es lo que hay detrás del "Made in China": salarios ínfimos, ausencia de seguridad social, condiciones insalubres, jornadas interminables. No es casualidad que casi todo se produzca allí y que ahora para producir en Europa pretendan que vayamos aproximándonos a esas condiciones "para ser más competitivos".
  • Coste moral: la filosofía del "usar y tirar" que tanto nos han inculcado es intrínsecamente siniestra y acaba por contaminar todos los ámbitos de la vida: relaciones personales, laborales, etc.
Ante esto, hay quienes nos revelamos intentando alargar al máximo la vida de los cacharros que nos rodean y cuándo esto ya no es posible, entonces aprovechamos las piezas para reparar otros aparatos.

Muchas veces he oído comentarios del tipo: "hoy en día ya no se puede reparar nada", "no sale rentable", "hacen falta muchos medios", "no es posible encontrar repuestos". Pues bien, yo creo firmemente en que es posible y rentable reparar la mayor parte de las averías de los aparatos que nos rodean, tan sólo es cuestión de tener ganas, información y un mínimo de medios, y de ahí el titulo de este blog, porque "Reparar es posible".

El propósito de estos artículos no es más que el de ayudar y animar a todos los que tengan inquietud por el noble arte de la reparación, ya sea por interés técnico, económico o por conciencia moral. Espero que al menos podamos desmontar alguna de las falacias que ha instaurado la maquinaria consumista.



Para más información, recomiendo especialmente este par de vídeos relacionados con el tema: